viernes, octubre 30, 2009

MILA

Mila surgió de la nada. Sencillamente un día apareció como si hubiese estado siempre allí.

Era una niña extrañamente silenciosa, de piel muy blanca y unos profundos ojos verdes. Caían sobre sus hombros unos escasos rizos que parecían enmarcar su pequeña carita y le daba aspecto de muñeca de colección.

Allí donde iba, la conversación era realmente un monólogo, y Mila participaba profundamente con su silencio.

- No sé Mila – decía Doña Laura mientras barría la acera delante del portal – me parece a mi que si le compro un puzzle voy a estar recogiendo piezas del suelo todo el día. Puede que sea mejor un coche de esos teledirigidos, ya sabes, esos que funcionan sólo con darles a un botoncito – Doña Laura miró a Mila y vió en sus ojos una chispa de desaprobación – No es buena idea ¿verdad? Con un juguete así un niño no puede jugar, sólo mirar como se mueve un trozo de metal en forma de coche. Sí, tienes razón. ¿sabes? Me has dado una idea, creo que le compraré un buen libro, si, un libro de esos que tienen muchos cuentos, muchas histórias para dejar volar la imaginación – Doña Laura dejó de barrer – Ha sido muy buena idea Mila, voy ahora mismo a la librería a comprarlo.

Y mientras doña Laura entraba en el portal, Mila se alejó caminando calle abajo.

- Hola Mila – Saludó el frutero a la pequeña – Mira qué fruta he traido hoy del mercado ¿Te gusta? Estoy mirando la forma de colocar las cajas para que todo el que pase por delante de la frutería vea el bonito colorido de tanta fruta junta – dijo orgulloso del genero que había adquirido - ¿Crees que así está bien ? – Miró a la pequeña que observaba las cajas colocadas delante del escaparate y vió que en sus ojos se reflejaban los colores de la fruta – Si, creo que tienes razón Mila, las sandías y calabazas debería ponerlas detrás. Así no taparán a las cerezas. Gracias Mila, ahora mismo lo coloco mejor.

Y mientras el frutero ponía la caja de sandías detrás del resto de cajas, Mila se alejó caminando calle abajo.

Por donde Mila pasaba, todos tomaban sus propias decisiones, sin darse cuenta realmente de que Mila era muda.

Rosa MCM

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